El mundo laboral ha cambiado radicalmente. Hemos pasado de tener un trabajo para toda la vida, a pasarnos la vida buscando trabajo. Si antes las generaciones más maduras tenían que lidiar con un mercado de trabajo rígido, derechos laborales raquíticos y un desigual acceso a la formación, hoy en día, el cuadro tampoco pinta mejor.
Los que formamos parte de la población activa (ocupada o en búsqueda de empleo) luchamos cada día con “la entrevista constante” que requiere estar siempre a punto para venderse y demostrar porque somos los mejores en nuestro puesto. Hay un mayor movimiento en las empresas, que hoy aspiran a la globalidad, y esto para el empleado supone un reto que puede convertirse en barrera o en oportunidad.
Esta transformación en las estructuras laborales no sería tan difícil de asimilar sino viniera acompañada, en nuestro país, de una precarización laboral causada por una nefasta gestión política de la crisis económica actual.
En general, ha habido una mejora de las condiciones comparado con la situación hace 50 años, sin embargo, hoy el presente laboral está lleno de limitaciones e incertidumbres, creando sentimientos que van desde el miedo a ser despedido hasta la ansiedad de no encontrar nada o tener que lidiar con condiciones esclavistas.
Obviamente la precariedad laboral hay que combatirla, pero con los cambios en la carrera profesional hay que intentar salir ganando.
La cultura española del trabajo tiene que empezar a aceptar que un cambio de empleo pasados los 40 puede ser una oportunidad, por ejemplo. Nos toca repensar nuestra relación con el trabajo. No es casual que fenómenos como el “running” o el “coaching” hayan aparecido en los peores momentos de desempleo en España respondiendo a la necesidad de encontrar vías de escape y apoyo emocional edulcorado…
Aquí presento una guía gráfica explicando cómo afrontar los nuevos retos del mercado laboral que nos ha tocado vivir, basada en experiencias propias y de mi entorno y en un reciente artículo[1] de Helen Whitten, una experta en la materia.
Los que formamos parte de la población activa (ocupada o en búsqueda de empleo) luchamos cada día con “la entrevista constante” que requiere estar siempre a punto para venderse y demostrar porque somos los mejores en nuestro puesto. Hay un mayor movimiento en las empresas, que hoy aspiran a la globalidad, y esto para el empleado supone un reto que puede convertirse en barrera o en oportunidad.
Esta transformación en las estructuras laborales no sería tan difícil de asimilar sino viniera acompañada, en nuestro país, de una precarización laboral causada por una nefasta gestión política de la crisis económica actual.
En general, ha habido una mejora de las condiciones comparado con la situación hace 50 años, sin embargo, hoy el presente laboral está lleno de limitaciones e incertidumbres, creando sentimientos que van desde el miedo a ser despedido hasta la ansiedad de no encontrar nada o tener que lidiar con condiciones esclavistas.
Obviamente la precariedad laboral hay que combatirla, pero con los cambios en la carrera profesional hay que intentar salir ganando.
La cultura española del trabajo tiene que empezar a aceptar que un cambio de empleo pasados los 40 puede ser una oportunidad, por ejemplo. Nos toca repensar nuestra relación con el trabajo. No es casual que fenómenos como el “running” o el “coaching” hayan aparecido en los peores momentos de desempleo en España respondiendo a la necesidad de encontrar vías de escape y apoyo emocional edulcorado…
Aquí presento una guía gráfica explicando cómo afrontar los nuevos retos del mercado laboral que nos ha tocado vivir, basada en experiencias propias y de mi entorno y en un reciente artículo[1] de Helen Whitten, una experta en la materia.