La Responsabilidad Social Empresarial (o Corporativa) está de moda.
Pero nos surgen muchas dudas a su alrededor… ¿Qué es exactamente? ¿Quién puede aplicarla? ¿Ha venido para quedarse?
Su definición y características se vienen debatiendo desde la década de los 50[1], sin embargo, todavía hoy sigue siendo un concepto difuso.
En la actualidad, son muchos los organismos gubernamentales y no gubernamentales[2] que intentan dar con una definición y recomendaciones universales para la RSE.
La Comisión Europea[3] , por ejemplo, la define como “la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores”.
Es decir que, la empresa decide voluntariamente asumir compromisos que van más allá de las normas legales obligatorias, y que tienen como objetivo global conseguir un crecimiento sostenible. Simplificándolo aún más, su base del éxito reside en “un triple balance” positivo: social, económico y medioambiental.
El beneficio económico ya no es lo único buscado por las empresas. Éstas asumen unos objetivos “extra” que impacten positivamente en toda la comunidad. Como el respeto y apoyo de los Derechos Humanos en toda su cadena de producción, una mayor eficiencia energética, la no-discriminación en el trabajo (igualdad salarial, por ejemplo) o medidas anti-corrupción y de transparencia en la empresa.
No basta con un mero listado de buenas intenciones plasmados en códigos de conducta, expuestos en la pestaña “misión y valores” de su página web. La organización debe hacer un análisis intensivo comunicándose con los diferentes grupos con los que interactúa (clientes, empleados, grupos de interés locales, autoridades…) y diseñar su propia estrategia.
La RSE debe estar integrada en el Plan Estratégico de la empresa y debe traducirse en acciones concretas, con su seguimiento y evaluación de impacto.
En ese sentido, la publicación anual de su memoria[4] de RSE explicando sus compromisos y objetivos es un paso esencial para ser reconocida como empresa responsable pero ¿cómo podemos comprobar que realmente se lleva a cabo lo que publica la empresa?
En la actualidad, hay varias iniciativas interesantes que proponen sistemas de auditoría y verificación por organismos acreditados internacionales. El número de empresas europeas adscritas al Pacto Mundial[5] de NNUU para promover la publicación y seguimiento de RSE ha triplicado en 5 años. Las etiquetas son también una forma de reconocimiento, la Unión Europea cuenta con la etiqueta europea ecológica y con la convocatoria del premio europeo de excelencia en RSE[6] por citar algunos ejemplos.
Está claro el renovado interés por el fomento de la RSE a nivel global, la proliferación de recomendaciones, formatos gratuitos y ayudas puestas a disposición de los empresarios es notable. Aun así, la RSE se enfrenta a retos y dificultades a nivel empresarial y global.
El principal reto es que la aplicación de RSE se reduzca a una mera moda, las autoridades deben comprometerse a fomentarla y a alinear todas las iniciativas mundiales en una práctica común y clara. Se debe apoyar también a las PYMES u organizaciones de pocos recursos a que busquen sinergias entre ellas para mitigar los gastos que conlleva aplicar una estrategia responsable, sobre todo, a corto plazo.
Y una dificultad común para todo tipo de empresas: la dimensión doble de la RSE. La empresa no es un ente aislado en la sociedad, sus actividades tienen consecuencias e impacto no solo en la comunidad donde se ubica sino también donde opera a través de sus cadenas de distribución y suministro. Por eso deben no sólo ser éticamente responsables en sí-mismas pero también exigir a sus colaboradores los mismos compromisos.
Y ¿Por qué vale la pena?
Más allá de la satisfacción de “hacer las cosas bien”, los beneficios son revertidos en la sociedad en general y en la empresa en particular. Y aquí es donde entran los “famosos” intangibles: es difícil cuantificar la felicidad de una comunidad, el bienestar de respirar aire puro, la satisfacción de los trabajadores, la seguridad del consumidor, un liderazgo transparente etc…
Sin embargo, las ventajas para la empresa son cada vez más tangibles: el aumento de la motivación de los trabajadores que provoca mejor productividad y mejor clima laboral con los clientes (captación, retención) y proveedores o un mejor posicionamiento de marca y aceptación global...Todos ganamos, o cómo lo llaman en foros multinacionales, la RSE ofrece “win-win oportunities”.
Incluso los mercados financieros se están abriendo cada vez más a las oportunidades de rentabilidad que ofrecen criterios sociales y ecológicos específicos, por ejemplo, los índices sociales de mercados bursátiles[7] o los fondos de Inversión Socialmente Responsable (ISR).
La mayor extensión de la RSE ayuda a que la economía social sea cada vez más reconocida en el mundo empresarial. De hecho, las empresas sociales, por definición, son socialmente responsables y pueden servir de ejemplo para el diseño de RSE. Podría ser el punto de unión entre dos mundos muchas veces opuestos.
Nos cansamos de escuchar que nuestro sistema productivo necesita mejorar, que necesitamos más sentido ético en las empresas y en las instituciones públicas, que la crisis ha dejado huérfana a la sociedad, pues bien, cada vez tenemos más herramientas para luchar por un mundo mejor y un desarrollo más sostenible. Una de ellas: la RSE.
[1] Bowen (1953), Votaw (1972), Freeman (1984), Carroll (1999) entre otros.
[2] La ONU y su Global Compact, Líneas directrices de la OCDE, la Declaración Tripartita de principios de la OIT, el Libro Verde de la Comisión Europea y sus comunicaciones posteriores sobre RSE, la Global Reporting Initiative, la ISO (Organización Internacional de Normalización) con la Guía sobre RS: ISO26000 y, en España, el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de las Empresas.
[3] Libro Verde: Fomentar un marco Europeo para la Responsabilidad social de las empresas (2001)
[4] Guía gratuita para la elaboración de Memorias de Sostenibilidad en www.globalreporting.org.
[5] El Pacto Mundial ofrece un marco de acción para las organizaciones y promueve estrategias sostenibles. www.unglobalcompact.org.
[6] http://europa.eu.int/comm/environment/ecolabel/ y www.europeancsrawards.eu
[7] Domini400 Social Index DSI y Dow Jones Sustainable Index.
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